Mordzinski: "Writers know that I don’t cheat and I will never betray them"

Known as the "photographer of writers," Argentine Daniel Mordzinski delves into the intimacy of authors such as Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, and Mario Benedetti, confident that he will not "cheat" and that he will "never" betray them, he shared today in an interview with EFE.
Mordzinski: "Writers know that I don't cheat and I will never betray them."
Under the principle of portraying writers without books or libraries, the artist inaugurated his exhibition ‘Objetivo Mordzinski: A Journey to the Heart of Hispanic American Literature’ this Thursday in Buenos Aires, a project that developed from 1978 to 2015.
The exhibition features 347 "playful" images, which can be viewed until February 1 at the Kirchner Cultural Centre, where the Argentine uses the stories of writers like Vargas Llosa and Arturo Pérez-Reverte to "remember" what nearly four decades behind the lens have represented for him. Staying true to his distinctive style, the artist presents unpublished snapshots that take the authors out of their "writer's pose" to break the stereotypes of literature.
This professional's "formula" has its origins in Paris, a city he arrived in at 18, where it was uncommon for his illustrious "improvised models" to offer him a drink when he entered their homes.
Dressed "casually," with his camera tucked away and the characters from the author's book on his lips, he ventures into the intimacy of the writers who open the doors of their homes to him.
"I wanted to quietly enter their intimacy. So, after talking about one of their characters, and when I saw them getting frustrated because I wasn't pulling out a camera to take the damn photos I came to take, I would end up killing the moment by asking: 'Will you invite me for a coffee?'"
"Who's going to refuse a coffee?" he questioned.
"In Paris, no one has domestic staff. So the writer gets up, goes to the kitchen, puts water to boil, and I follow. Always, systematically, the first 'click' is in the kitchen, and once you’re in the kitchen, you’re already in their intimacy," he commented.
The 56-year-old Argentine does not consider himself a "better" professional because he reads, but acknowledged that a writer can deny an interview to a journalist or say no to a photographer asking them to jump, but it is "very difficult to say no to a reader," he emphasized.
On this occasion, just like Cortázar—another of his subjects—did in his famous story Hopscotch, Mordzinski divided the exhibition into three parts: this side, that side, and all sides.
The photographer noted that the last section, which includes writers from all corners of the Spanish-speaking world, is dedicated to memory.
In his view, memory is "important" for Argentina and Spain because both countries know the "price to pay when it's absent," he stated.
From a more personal perspective, for him, remembering means having some "yellowed" images that he was able to recover after discovering, three years ago, that Le Monde had thrown 55,000 negatives from his archives into the "trash."
"They wiped out my own memory," he asserted.
Because of this, the exhibition features an installation where the artist compiles negatives, his first camera, and some black-and-white photographs.
He hopes that the "faces of writing" will encourage visitors to read, as he believes they see a "beautiful" photograph because they admire the writer.
"They say, 'What a beautiful photo of Jorge Luis Borges,' when in reality they are saying, 'How I like Borges' because the iconic value of an image is so strong that people end up liking the photos of the writers they like," he argued.
Moreover, he loves that this exhibition, which began in Madrid, is touring Latin America because "everything that separates us can unite us; our languages and our literatures do that."
Born in Buenos Aires in 1960, the acclaimed photographer claims he still experiences many "first times" and is planning to publish his next book, ‘Cities to Love,’ a collection of images of cities he captured during his travels.
After so many years portraying writers, where paper and pencil are conspicuously absent, he stated that there is no "Mordzinski method," but there is a "great need to do things right."
In this sense, he appreciates his past in the media and acknowledged that journalism taught him to "scan" a room and quickly detect where the light comes from and where the most aesthetic framing lies.

"In my work, there is no profit. No one commissioned a photo of Cortázar, Sábato, or Vargas Llosa... but I know what I want and I try to do things as I feel them, and then I defend that way of being and existing. At first, it was very difficult, and now it is wonderful," he concluded.

EFE



ORIGINAL PUBLISHED TEXT IN SPANISH

Mordzinski: «los escritores saben que no hago trampa y nunca les traicionaré»

Sara Martos. Buenos Aires, 15 dic (EFE).- Conocido como el «fotógrafo de los escritores», el argentino Daniel Mordzinski se adentra en la intimidad de autores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Mario Benedetti con la seguridad de que no hará «trampa» y que «nunca» les traicionará, según contó hoy en una entrevista con Efe.Mordzinski: "los escritores saben que no hago trampa y nunca les traicionaré" Bajo la máxima de retratar a escritores sin libros ni bibliotecas, el artista inauguró este jueves en Buenos Aires su exposición ‘Objetivo Mordzonski: un viaje al corazón de la literatura hispanoamericana’, un trabajo que se desarrolló desde 1978 hasta 2015. Una muestra de 347 imágenes «traviesas», que podrán verse hasta el 1 de febrero en el Centro Cultural Kirchner, en las que el argentino se sirve de las historias de literatos como Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte para «hacer memoria» de lo que han supuesto para él casi cuatro décadas detrás del objetivo. Fiel al estilo que le caracteriza, el artista vuelve con instantáneas inéditas en las que saca al autor de su «pose de escritor» para romper con los lugares comunes de la literatura. La «fórmula» de este profesional tiene su origen en París, ciudad a la que llegó con 18 años, y donde era poco habitual que sus ilustres «modelos improvisados» le ofrecieran una bebida cuando entraba a sus casas. Vestido de «civil», con la cámara guardada y con los personajes del libro del autor entre los labios es como se adentra en la intimidad de los escritores que le abren las puertas de sus casas. «Yo quería entrar despacito en la intimidad. Entonces, después de hablarle de uno de sus personajes y cuando ya lo veía enervado porque no sacaba una cámara y le hacía las pinches fotos que vine a hacer lo terminaba matando diciéndole: ¿no me invita a un café?». «¿Quién te va a rechazar un café?», se interrogó. «En París nadie tiene personal doméstico. Entonces el escritor se levanta, va a la cocina, pone agua a hervir y yo le sigo. Siempre sistemáticamente el primer ‘click’ es en la cocina y cuando te metes en la cocina ya estás en su intimidad», comentó. El argentino, de 56 años, no se considera «mejor» profesional porque lea, pero reconoció que un escritor puede negarle una entrevista a un periodista, decirle que no a un fotógrafo que le pida que salte pero es «muy difícil decirle que no a un lector», subrayó. En esta ocasión y al igual que hizo Cortázar -otro de sus retratados- en su famoso cuento Rayuela, Mordzinski dividió la muestra en tres partes: del lado de aquí, del lado de ahí y de todos lados. El fotógrafo comentó que la última parte, en la que se incluyen escritores de todas las orillas de la lengua española, está dedicada a la memoria. A su juicio la memoria es «importante» para Argentina y para España porque ambos países saben cuál es «el precio que se paga cuando no se tiene», sostuvo. Desde una óptica más personal, para él recordar supone contar con algunas imágenes «amarillentas» que pudo recuperar después de descubrir, hace tres años, que el diario Le Monde había tirado a la «basura» 55.000 negativos de sus archivos. «Se cargaron mi propia memoria», aseveró. Por ello, esta muestra cuenta con una instalación en la que el artista recopila negativos, su primera cámara o algunas fotografías en blanco y negro. Espera que «los rostros de la escritura» inciten a la lectura a unos visitantes que, en su opinión, ven «bonita» una fotografía porque admiran al escritor. «Te dicen qué bonita foto de Jorge Luis Borges cuando en realidad te están diciendo cómo me gusta Borges porque el valor icónico de una imagen es tan fuerte que a la gente le terminan gustando las fotos de los escritores que le gustan», argumentó. Además, le encanta que esta exposición, que nació en Madrid, recorra América Latina porque «todo aquello que nos separa nos puede unir, nuestras lenguas y nuestras literaturas lo hacen». Nacido en Buenos Aires en 1960, el consagrado fotógrafo afirma que sigue teniendo muchas «primeras veces» y tiene en mente la publicación de su próximo libro, ‘Ciudades para a(r)mar’, una recopilación de imágenes de ciudades que realizó durante sus viajes. Después de tantos años dando una visión de los escritores en la que el papel y lápiz brillan por su ausencia afirmó que no hay un «método Mortdzinski», pero sí existe «una enorme necesidad de hacer las cosas bien». En este sentido, agradece su pasado en medios de comunicación y reconoció que el periodismo le enseñó a «escanear» una habitación y detectar con rapidez de dónde viene la luz y dónde está el encuadre más estético. «En mi trabajo no hay lucro. Nadie me encargó una foto de Cortázar, de Sábato, de Vargas Llosa (…) pero yo sé lo que quiero e intento hacer las cosas según las siento y entonces defiendo esa manera de ser y estar. Al principio era muy difícil y ahora es maravilloso», sentenció.

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